No les explico nada nuevo si les digo que no se soportan y a los dos les da la misma pereza verse, pero el espíritu de la Navidad (o quizás el sentido del ridículo) permitió que finalmente Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se reunieran. No en la Moncloa, como sería lógico, sino en un terreno neutral, como una impersonal sala del Congreso. Los dos vestían un traje gris marengo, idóneo para ir a los funerales. Ha costado reunirlos: el PP no lo veía claro. Los populares están guerreros y no querían que el encuentro pareciera una concesión. A Sánchez le temen en Génova y les preocupaba que insistiera tanto al respecto. ¿Y si era una reunión trampa El presidente del Gobierno tuvo que recordar en Bruselas que el jefe de la oposición debe trabajar por el interés general. Al final, se sentaron a hablar, con una ponsetia por testigo.
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