La noche trajo algo de calma a Brasilia tras la convulsa tarde del domingo, en la que miles de bolsonaristas radicales que no aceptan la victoria de Lula en las urnas invadieron las sedes del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo de Brasil. Pasada la medianoche, la plaza de los Tres Poderes, donde se concentran los tres edificios atacados, estaba completamente blindada por las fuerzas policiales. Los bloqueos comenzaban a prácticamente dos kilómetros a la redonda, por lo que acercarse a contemplar los destrozos era labor imposible. En la gigantesca Explanada de los Ministerios, por donde desfilaron sin problemas miles y miles de bolsonaristas rumbo a su objetivo, no se veía un ánima y reinaba el silencio. Esta imponente avenida asimismo fue cortada, tanto a los automóviles como a los peatones, y la única señal de que algo grave había pasado era el reflejo rojizo de las luces de los vehículos de policía parados en las calles de acceso a la zona cero del ataque.
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