El gobierno del canciller Olaf Scholz tiene un nuevo plan para movilizar otros veinte millones de euros dedicados a impulsar la fabricación de semiconductores. El sector se ha transformado en un tema de vida o muerte para todas y cada una de las potencias mundiales, tras la guerra comercial de Estados Unidos y China y, sobre todo, después del covid, cuando las cadenas de suministros brincaron por los aires. Alemania ya ha comprometido cerca de 17.000 millones para asegurarse la construcción de las factorías de Intel, TSMC, Infineon y ZF/Wolfspeed.
Nueva ofensiva de veinte millones de Alemania para transformarse en el ‘rey’ de los chips europeos
