FILE – Aaron Dean escucha el testimonio durante la fase de sentencia de su juicio en el Tribunal de Distrito 396 del Condado de Tarrant el 16 de diciembre de 2022, en Fort Worth, Texas. El ex oficial de policía de Fort Worth Dean, quien disparó fatalmente a Atatiana Jefferson a través de una ventana trasera de su casa en 2019, fue sentenciado el martes 20 de diciembre a casi 12 años de prisión por su condena por homicidio involuntario. (Amanda McCoy/Star-Telegram vía AP, Pool, File)
FORT WORTH, Texas (Informa AP) – Un ex policía de Texas que disparó fatalmente a Atatiana Jefferson a través de una ventana trasera de su casa en 2019 fue sentenciado el martes a 11 años y 10 meses de prisión por su condena de homicidio involuntario.
Aaron Dean, de 38 años, había enfrentado hasta 20 años de prisión, pero los jurados también tenían la opción de sentenciarlo a libertad condicional. El mismo jurado que lo declaró culpable de homicidio involuntario el jueves también determinó la sentencia.
El agente blanco de Fort Worth disparó a la mujer negra de 28 años mientras respondía a una llamada sobre una puerta delantera abierta. Su veredicto de culpabilidad fue una rara condena a un oficial por matar a alguien que también estaba armado con una pistola.
Durante el juicio, la principal disputa fue si Dean sabía que Jefferson estaba armada. Dean testificó que vio su arma; los fiscales afirmaron que las pruebas demostraban lo contrario.
Dean disparó a Jefferson el 12 de octubre de 2019, después de que un vecino llamara a una línea policial que no era de emergencia para informar de que la puerta principal de la casa de Jefferson estaba abierta. Esa noche había estado jugando a videojuegos con su sobrino de 8 años y en el juicio se supo que dejaron las puertas abiertas para ventilar el humo de las hamburguesas que el niño quemó.
El caso fue inusual por la relativa rapidez con la que, en medio de la indignación pública, el Departamento de Policía de Fort Worth publicó el vídeo del tiroteo y arrestó a Dean. Había terminado la academia de policía el año anterior y abandonó el cuerpo sin hablar con los investigadores.
Desde entonces, el caso se pospuso repetidamente en medio de disputas entre abogados, la enfermedad terminal del abogado principal de Dean y la pandemia de COVID-19.
Las grabaciones de las cámaras corporales mostraron que Dean y un segundo agente que acudió a la llamada no se identificaron como policías en la casa. Dean y la agente Carol Darch testificaron que pensaron que la casa podría haber sido robada y se dirigieron silenciosamente al patio trasero vallado en busca de signos de entrada forzada.
Allí, Dean, cuya pistola estaba desenfundada, efectuó un único disparo a través de la ventana una fracción de segundo después de gritar a Jefferson, que estaba dentro, que mostrara las manos.
Dean testificó que no tuvo elección cuando vio a Jefferson apuntándole directamente con el cañón de una pistola. Pero bajo el interrogatorio de los fiscales reconoció numerosos errores, concediendo repetidamente que las acciones que tomó antes y después del tiroteo fueron “más mal trabajo policial”.
Darch estaba de espaldas a la ventana cuando Dean disparó, pero ella testificó que él nunca mencionó haber visto un arma antes de apretar el gatillo y no dijo nada sobre el arma cuando se apresuraron a registrar la casa.
Dean reconoció en el estrado que dijo algo sobre el arma sólo después de verla en el suelo dentro de la casa y que nunca le dio primeros auxilios a Jefferson.
