Que este mercado se ha escorado en los últimos años cara el arte moderno no es ninguna revelación. Cuando empecé en esta profesión, a primeros de los noventa, las obras pintadas entre los siglos XIII y XVII que conocemos como old masters copaban, así como las impresionistas, las primordiales subastas internacionales. Pero un año tras otro fuimos viendo de qué forma sus cotizaciones bajaban y se alejaban de los focos de profesionales y coleccionistas. A raíz de las subastas de old masters de hace dos semanas en la ciudad de Londres se publicaron múltiples artículos que reflexionaban sobre su declive, haciéndose eco del último informe de Art Basel, que señalaba que de los veintiseis y trescientos millones de dólares en arte vendidos en subasta en el dos mil veintiuno, solo el 4 por cien correspondía a esta categoría.
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