¿Qué tienen en común un tren de gran velocidad, una máscara de pestañas, un pañuelo de papel o una fiambrera de plástico? Puesto que que, como sucede con el AVE, ciertas compañías han generado tanta innovación, calidad y confianza, que sus marcas registradas han pasado a designar, como nombre común, a los mismos o afines productos de cualquier otra empresa.
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