La primera jornada del último Consejo Europeo dejó a los líderes un sabor agridulce. Uno de los principales objetivos se cumplió al dar un espaldarazo a Ucrania abriendo las negociaciones para la adhesión a la UE tras sortear, de manera inédita, el veto de Viktor Orbán, que se ausentó de la sala para permitir la unanimidad. Pero las 16 horas de encierro acabaron sin acuerdo para otro de los asuntos clave de la cumbre: la revisión del Marco Financiero Plurianual, que requiere unanimidad. De nuevo fue Orbán el que puso palos en las ruedas después de que los líderes de los otros 26 estados miembros alcanzaran un acuerdo para el proyecto presupuestario de la UE, que incluye una ayuda de 50.000 millones de euros para Kiev hasta 2027.
“Veto al dinero extra para Ucrania. Veto a la revisión del MFP. Volveremos a tratar este tema el año que viene en el Consejo Europeo después de una preparación adecuada”, fue el particular resumen de la noche que hizo Orbán al acabar la reunión pasadas las 2 y media de la madrugada…