Óscar Puente (Valladolid, 55 años) nunca deja indiferente. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible se ha erigido en uno de los pesos pesados del Gobierno con un perfil tan inusual como directo, tan denostado por la derecha como aplaudido por las bases del PSOE. “Trato de ser claro. Entre otras cosas, por respeto al ciudadano. Me molestan mucho los políticos con la lengua de madera. Yo no insulto, yo respondo con argumentos. No se puede reprochar al que se defiende. Lo que hago es llevar un espejo en la mano y ponerlo enfrente para que se vean”, esgrime en su despacho en la sede del ministerio en Madrid. Sofocar la crisis motivada por las incidencias en la red ferroviaria y cerrar un plan que dé viabilidad a Talgo son sus prioridades a corto plazo. Al frente del mayor motor inversor del Estado, asevera que la legislatura continuará con o sin nuevos Presupuestos Generales.
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