“¡No van a pasar!”, clamaba la gente frente a la sede del Partido Socialista tras confirmarse los resultados que frustraban la furiosa campaña de las derechas para llevar al gobierno un partido neofranquista sin complejos y un PP radicalizado. Esto es lo más importante de estas elecciones. Se ha contenido en nuestro país la oleada de ultraderecha que asuela Europa. De todas y cada una partes me llegan mensajes de alivio por el hecho de que lo que parecía ineludible no lo es. Pese a un tremendo esfuerzo mediático de desinformación y polarización, del que ya forman parte las pseudoencuestas de empresas privadas. Menos mal que tenemos al CIS público, que fue el que más se acercó al resultado. Suerte que, como no se lo creen, la derecha se fue por la vereda triunfal que le prometían y se despeñó por el precipicio que no habían visto.
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