A pesar de Alemania, ningún puñado de reglas escritas en bronce puede anticipar la creatividad de la historia. Hace 15 años, Europa creyó lo contrario y solo rescató a media docena de países sobre la bocina, en contra de los tratados europeos, y entonces les aplicó una buena cura de austeridad, tal como recetaban las reglas fiscales. La cosa salió mal, pero Bruselas aprendió una lección: cuando llegó la pandemia se suspendieron las reglas y santas pascuas. El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni (Roma, 69 años), llega a España cuando hace solo unas horas se anuncia una prórroga en el Presupuesto que a su antecesor, un finlandés de cuyo nombre nadie quiere acordarse, le habría hecho montar en cólera.
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