Puede que Salvador Illa no entusiasme a los militantes de ERC pero Puigdemont tampoco les vuelve locos. En política no hace falta ilusionar, ni siquiera gustar; basta con que te necesiten
Las bases de ERC avalan el pacto con el PSC para hacer president a Salvador Illa
La militancia de ERC anda enfadada, pero no tanto como para tirarse de cabeza por el barranco a mayor gloria de Carles Puigdemont. Entre ir a otras elecciones a lo kamikaze y como quien juega a la ruleta rusa, o respaldar un acuerdo que aporta avances significativos para el autogobierno catalán y les convierte en socios preferentes en la Generalitat, han elegido seguir vivos y coleando.
El temporal de ruido y furia desatado contra el pacto entre socialistas y republicanos habrá ayudado a compensar la desconfianza mutua dando credibilidad a la relevancia de lo acordado. Algo que cabrea tanto y a la vez a Miguel Tellado y a Emiliano García Page alguna virtud ha de tener, puede que hayan pensado un 53,5% de los militantes republicanos.
Con una participación alta -77%- y un resultado claro -8,7 de puntos de ventaja a favor del sí-, la dirección de ERC obtiene el amparo que necesitaba y la legitimidad que buscaba. Oriol Junqueras tiene lo que quería con un desgaste mínimo. Carles Puigdemont logra exactamente lo contrario a aquello que pretendía: Salvador Illa con un pie en el Palau de la Generalitat, la entente independentista convertida en el sueño de una noche de verano y él ante la duda de cruzar la frontera y ser detenido…