El año que está a puntito de empezar trae cambios en el mercado de la vivienda en España. Tras casi un par de años con compraventas y costos zambullidos en una espiral alcista que parecía no tener fin —con niveles similares a los de la temporada de la burbuja inmobiliaria de hace 1. años—, el ritmo se sosiega. También lo hará el alquiler, que ha alcanzado niveles de renta récord, fagocitando los ingresos de una parte cada vez más extensa de la población que no puede dar el salto a la propiedad. Para dos mil veintitres la incertidumbre es máxima, con estancamiento en los costes y a la espera de ver si se aprueba la ley estatal de residencia.
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