El laberinto de combinaciones siempre y en todo momento fuerza a dejar pelos en la gatera. Hasta el momento el PNV los había asumido como un costo menor que apenas suponía un coste destacable a su poder institucional. Pero el rastro que deja el veintiocho-M ha sido más duro del que esperaba. Los ochenta y tres y quinientos votos perdidos por la capacitación que lidera Andoni Ortuzar en Euskadi y Navarra no solo suponen un revés imprevisible para Sabin Etxea sino, sobre todo, oxígeno para su contrincante inmediato, el aspirante a ser su alternativa: EH Bildu. La izquierda abertzale consiguió el último día de la semana mejorar en 18.500 votos su resultado respecto a dos mil diecinueve. Realmente, fue casi en su totalidad fruto de capitalizar la caída de Podemos (26.000 votos menos) más que la absorción del voto desmotivado del simpatizante del PNV.
En apenas unas horas, el revés severo se agravó aún más con la inopinada convocatoria de elecciones generales anticipadas hecha el día de ayer por el presidente Pedro Sánchez. El reto pasa ahora por saber labrar alianzas suficientes para rebajar lo máximo posible el rédito en forma de poder institucional de Bildu. Un objetivo que va a suponer abrir una nueva entente con su oposición…