El ultraderechista Javier Milei encendió la motosierra nada más llegar a la Casa Rosada el 10 de diciembre. El flamante presidente argentino no quiso perder tiempo para llevar a cabo su promesa de desmontar el Estado del bienestar y reducir todo lo público a lo imprescindible. En el país donde los turistas hacen fotos de los piquetes y protestas como si fueran algo típico, el esperado conflicto social parecía anticiparse. Sin embargo, los opositores a Milei, principalmente el peronismo y los movimientos sociales de izquierda, están actuando con una prudencia inesperada.
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