Ni siquiera un tiempo espléndido ha animado el Día de la Victoria más amargo de Vladímir Putin. El centro de la capital, tan vacío de gente como repleto de policías, ha sido el retrato perfecto del ánimo que flota en el país en torno a la ofensiva desatada contra Ucrania hace catorce meses. El líder insiste, no obstante, en supeditar el futuro de su pueblo a su empresa contra Kiev, pues asegura a los suyos que Rusia está rodeada de enemigos que quieren su destrucción. “Estamos orgullosos de los participantes en la operación militar especial; de todos aquellos que luchan en el frente, de quien lo resguarda bajo el fuego y salva a los heridos. No hay nada más esencial ahora que vuestro combate. La seguridad de este país, el futuro de nuestro Estado y nuestro pueblo, dependen de vosotros”, ha manifestado Putin remarcando la identificación total del futuro de su presidencia con el futuro de Rusia.
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