Renfe se prepara para la mayor de sus revoluciones cuando en 10 años las comunidades autónomas que lo deseen puedan licitar sus propios servicios de Cercanías y Media Distancia, de acuerdo con la normativa europea de liberalización de los servicios públicos ferroviarios. Para esto, la compañía ha empezado una completa reordenación administrativa, que afecta no solo al organigrama, sino más bien asimismo a la política de recursos (trenes) y personal. Con estos cambios, la empresa pública quiere evitar el peligro de desmembración cuando aparezcan los nuevos operadores regionales de Cercanías que, al lado de cualquier otra compañía de transporte ferroviario —nacional o extranjera—, compitan por un servicio público que ahora presta Renfe en exclusiva, informaron a este diario fuentes del consejo de administración de la compañía ferroviaria que se reunió el primer día de la semana.
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Pérdidas de ciento ocho millones en 2022
Renfe perdió 108,6 millones de euros a lo largo del 2022, un resultado que la compañía ha atribuido al impacto de la subida de los costes de energía y al descenso del tráfico de viajeros a lo largo del primer trimestre del año como consecuencia del repunte de casos causado por la variante Ómicron, según ha señalado la compañía durante la presentación del informe de resultados provisionales frente al consejo de administración.
Los gastos en energía de tracción han alcanzado los 630,1 millones de euros, una cifra que refleja un aumento de 277,4 millones en comparación con el año precedente y, consecuentemente, un incremento en la partida de gasto del 78,6 por cien . Aunque en dos mil veintiuno, la energía ya representaba el 11 por ciento de los gastos de explotación del principal consumidor de energía eléctrica en el país, el gasto pertinente a esta partida ascendió en dos mil veintidos hasta el 16,4 por cien . De esta forma, la energía ocupa la tercera posición entre los gastos más importantes de la compañía, por detrás de los vinculados a cánones y personal.
Otro factor que ha lastrado la cuenta de resultados de la compañía fue la propagación de la variante Ómicron, que tuvo lugar a lo largo de los 3 primeros meses del año pasado. En ese instante, los ingresos por venta de billetes se situaron en un 21,3 por ciento bajo las previsiones, lo que generó unas pérdidas durante el primer trimestre del año de noventa y cinco millones de euros, al tiempo que en el resto de trimestres las pérdidas fueron de 13 millones de euros.
Los ingresos por tráficos fueron de tres mil setecientos ochenta y ocho millones de euros, lo que supone un incremento del veintiocho con siete por cien . En la parte de viajeros crecieron un 43,5 por ciento y en la de mercancías un quince con siete por cien . Para compensar el impacto de los precios de la energía, Renfe puso en marcha un plan de contención de gasto que le permitió reducir en 368,1 millones de euros sus costos ajenos a la electricidad, lo que incluye personal, cánones, mantenimiento de trenes, servicios a bordo, consumos de materiales o proyectos, entre otras partidas. El resultado bárbaro de explotación (Ebitda) se multiplicó por más de cuatro veces, hasta los doscientos noventa y dos millones de euros, en frente de los 67 millones del año precedente.