Un escalofrío atraviesa al PSOE de norte a sur y de este a oeste. Sin distinción de rango, diputados, senadores, líderes territoriales o dirigentes nacionales intentaban este miércoles encajar la noticia y afrontar los cinco días en vilo que quedan por delante hasta saber si Pedro Sánchez renunciará o no a la Presidencia del Gobierno, tal y como él mismo planteó en una carta a la ciudadanía.
El anuncio del presidente cogió por sorpresa a todo el mundo, sin excepción, en las filas socialistas. Entre su equipo más cercano no había pasado inadvertido que el semblante y la actitud de Sánchez durante la sesión de control de la mañana en el Congreso distaban mucho de lo que suele ser habitual incluso en las circunstancias más adversas, que no han sido pocas. “Estaba literalmente hundido, como nunca antes”, admite un dirigente del partido que apenas pudo intercambiar palabra con el presidente en esta ocasión, a diferencia de lo que ocurre habitualmente.
En pleno ‘shock’, entre las filas socialistas se produjo una doble reacción unánime. Por un lado, descartar que el presidente del Gobierno vaya de farol. “Quien quiera vender que esto es estrategia, allá él. Pero se equivoca”, apuntan en Ferraz, donde explican que tras el paso dado hay muy poco de cálculo político y mucho de connotación personal. “Ya no es un machaque a él, es su mujer, y su hermano, y su suegro, y su cuñado. Es la trituradora. Y han explotado”, explica un dirigente socialista en…