Creo que Di Stéfano fue un revolucionario del futbol, le rindo culto a Johan Cruyff, soy generacional, devota y agradecidamente maradoniano y no dejo que nadie diga, en mi presencia, que Messi es inferior a absolutamente nadie. Pero en una mesa baja de mi despacho tengo un solo libro: un compendio de las Copas del Mundo editado en 1998 por L´Equipe. Un libro muy grande que está ahí desde hace más de 20 años. Y está ahí por el hecho de que en la portada hay una fantástica foto de Pelé sin balón por el medio, que expresa la luz, la alegría, la belleza y la pasión del futbol. Porque Pelé fue para mí, antes que un jugador, una inspiración. Hasta la palabra Pelé la tengo incorporada a mi vocabulario como algo que totaliza al futbol, como la palabra pelota o la palabra gol.
Seguir leyendo