Pedro Sánchez ha diseñado una ejecutiva de continuidad acorde a su reelección por aclamación como secretario general en el 41º Congreso Federal del PSOE. El presidente del Gobierno mantendrá a los dos pesos pesados de la dirección federal, María Jesús Montero y Santos Cerdán, que las últimas semanas habían reforzado su posición aún más por el papel indispensable que han desempeñado en el Gobierno y las Cortes en el año de legislatura cumplido. Nadie tenía ninguna duda de que la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y vicesecretaria general sería ratificada. Otra opción era impensable, y más con la negociación de los Presupuestos por delante y después de haber aprobado la reforma fiscal. Lo mismo pasaba con el secretario de Organización, valorado por los puentes construidos casi de la nada con Junts, que valieron la investidura de Sánchez pese al trago de la ley de amnistía.
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