El 23 de julio será un todo o nada para el PSOE. Lo que los socialistas se tengan que decir sobre el desastre electoral del 28-M, que arrambló con prácticamente todo su poder institucional, ha quedado postergado para tras el referendo en el que los españoles tendrán que escoger entre un Gobierno de izquierdas con sus aliados periféricos o del PP con Vox. Una ola conservadora y con tintes trumpistas que se va extendiendo por toda Europa y frente a la que Pedro Sánchez ha instado a sus miembros del Congreso de los Diputados y miembros del Senado a transformar a España en uno de sus escasos muros de contención. “España no es inmune a esa corriente retrógrada, mas podemos pararla, por nuestros y por nuestras hijas, por nuestros mayores. El Partido Socialista Obrero Español debe parar esta corriente retrógrada y vamos a ganar las elecciones”, ha instado en un alegato que ha levantado de sus asientos a los miembros del Congreso de los Diputados y miembros del Senado convocados en el Congreso, de donde han salido con la incertidumbre de si repetirán en las listas ―no se prevén grandes cambios― mas sí ciertos a hacer campaña en pleno estío y pese a la hecatombe del veintiocho de mayo. “¡Lo daremos todo para ganar las elecciones y las vamos a ganar sin ninguna duda!”, ha manifestado Patxi López, portavoz en el Parlamento, que ha animado el entorno antes de que hablara Sánchez. Si el último día de la semana de noche era de entierro, ahora es de determinación.
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