No es ningún secreto que -aunque los embriagadores días del Lobo de Wall Street han pasado- la cocaína ha seguido siendo popular entre muchos profesionales de alto nivel en la ciudad de Nueva York.
Según el Wall Street Journal, entre esos profesionales se encuentran Ross Mtangi, de 40 años, ejecutivo de comercio en Credit Suisse Group; Julia Ghahramani, de 26 años, abogada de primer año en Akin Gump Strauss Hauer & Feld LLP; y Amanda Scher, de 38 años, trabajadora social con un máster en la Universidad de Nueva York.
Los tres pidieron cocaína al mismo servicio de entrega en marzo de 2021, y todos murieron. Pero la cocaína no los mató, dijo la policía; fue el fentanilo que algún traficante le había añadido.
Las tres víctimas no sabían que la cocaína estaba mezclada con el opioide sintético, aunque alguien del número de entrega le envió un mensaje de texto a Scher advirtiéndole: “Oye, trata de no hacer demasiado porque es realmente fuerte.”
El Diario prosigue con breves perfiles de los tres jóvenes profesionales fallecidos, incluyendo reflexiones de familiares como Sassan Ghahramani, padre de Julia Ghahramani. “Ni en un billón de años habría tocado algo con fentanilo”, dijo. “Esto es como poner balas en el cerebro de la gente”
Desde entonces, las fuerzas de seguridad han localizado y arrestado al expedidor y al mensajero acusados de coordinar esos tres tratos, pero el problema apenas está bajo control.
El fentanilo es barato y fácil de fabricar, y aunque ahora es común encontrarlo en la heroína y en los productos farmacéuticos falsificados, los traficantes también han descubierto que hace que estimulantes como la cocaína sean más potentes.
