Europa busca trabajadores. Ahora y en el futuro. Los datos cuentan esa historia. El paro cayó al mínimo del siglo XXI en el mes de octubre, un 6 por ciento , dice Eurostat; la tasa de vacantes sin cubrir en la Unión Europea es del 3,1 por cien ; en una treintena de profesiones la escasez de mano de obra es profunda; y la Comisión Europea calcula que si ahora un setenta por cien de la población está en edad de trabajar, en dos mil setenta el porcentaje bajará hasta el 54 por cien . La traducción de tanto número es que las compañías precisan trabajadores.
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Un asunto en clave política
Otros países europeos que también padecen el problema de las plazas libres sin cubrir lo abordan de forma diferente. Es el caso de Italia, donde el Gobierno de Giorgia Meloni no semeja tener esta la cuestión entre sus prioridades. El conjunto de centroizquierda +Europa ha criticado que el Ejecutivo centre el debate migratorio en el rechazo a las ONG que rescatan inmigrantes en el mar en vez de centrarse en la entrada legal de extranjeros. El precedente Gobierno aprobó a inicios de 2022 la llegada de setenta.000 trabajadores extranjeros, pero la cifra, por problemas burocráticos, no se ha alcanzado. En verdad, centenares de trabajadores formados en países de África con fondos italianos y europeos con el fin de incorporarse al mercado de trabajo de Italia se han quedado en tierra por no haberse gestionado sus expedientes a tiempo.
La necesidad de mano de obra extranjera también afecta a Reino Unido, de manera especial desde el Brexit. Faltan 1,5 millones de trabajadores en ámbitos clave. Sin embargo, la reciente crisis migratoria del canal de la Mancha ha atado las manos al nuevo primer ministro, Rishi Sunak, que ha puesto por delante en su agenda buscar una solución a este asunto ya antes de relajar la entrada de mano de obra. En Países Bajos, la estrategia central es, según apunta el Ejecutivo, “estimular la innovación tecnológica, y promover el aumento de las horas trabajadas, junto con un impulso al sistema de guarderías”. También aboga por mejorar la productividad de los trabajadores a tiempo parcial y la renovación del sistema de ofertas de empleo. “Ofrecer buenas condiciones laborales sirve para atraer candidatos”, añade el Ejecutivo de Países Bajos. En estos instantes, el ministerio de Asuntos Sociales y Empleo prefiere llamar a trabajadores extranjeros de fuera de la UE, “solo como último recurso”.
Salvatore Petronella, experto en flujos migratorios de la organización Tarea Mobility Partnerships piensa que la política juega un rol fundamental: “Alemania y España lideran los cambios normativos para asegurar el desarrollo económico. Mas este también es un tema político. En Italia, después de las elecciones generales (que ganó la ultraderecha), o en Finlandia, compartiendo frontera con Rusia, está siendo más complicado. La inmigración es un discute muy acalorado”. Sin embargo, Petronella estima que todos los países europeos, empujados por el envejecimiento, acabarán aceptando el enfoque aperturista: “Un buen ejemplo es la República Checa, un país siempre y en todo momento percibido como anti inmigración que últimamente ha dado pasos para promover la movilidad laboral”.