Los mercados de capitales acostumbran a actuar como sensores de alta precisión ante cualquier atisbo de convulsión económica, financiera o geopolítica. Asimismo de clase climatológica, en especial, catástrofes meteorológicas de especial magnitud, alteraciones en la paz social o alteraciones en la carrera digital que aparezcan en el firmamento inversor. Sus sistemas de alarma temprana no siempre resultan certeros, si bien acostumbran a poner sobre la pista de maniobras aproximadamente soterradas que pueden llegar a surgir en el siempre y en todo momento latente orden mundial en cualquier momento.Singapur se ha convertido, al acercarse el primer aniversario del conflicto armado de Ucrania, en un espléndido escaparate sobre la Guerra Fría entre Estados Unidos y China. Este país es el auténtico tensiómetro del pulso evolutivo de la fragmentación económica entre las dos superpotencias.Este decoupling o reseteo de las reglas de la globalización se ha acentuado a causa de los vetos impuestos desde la Casa Blanca a la comercialización de tecnología made in US y de componentes, semiconductores y chips al gigante asiático por su coalición geoestratégica con Rusia. En la mitad de una dialéctica cada vez más nítida e intensa de que la Administración Biden, lejos de defender el proceso de libre flujo de mercaderías, servicios y capitales, semeja proclive…
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