Una década después de que estallara la guerra civil en Siria, la economía del país se encuentra al borde del colapso. Aparte de tener que hacer frente a las consecuencias derivadas del conflicto, la nación de Oriente Medio tiene un suministro de bienes básicos limitadísimo, su moneda está sumamente desgastada, no cuenta con apenas infraestructuras, el ambiente empresarial es extremadamente deficiente y su gasto público es muy reducido. Y, por si todo esto no fuera suficiente, ahora es prácticamente imposible conseguir comburentes.
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