Lucía (nombre ficticio) es una de esas mujeres que lo arriesgan todo para labrarse una vida mejor. Vino a España con la intención de enviar dinero a sus hijos en Nicaragua antes de que pudieran reunirse y empezar todos juntos una nueva vida. Perdió su empleo a raíz de la pandemia, recurrió al crédito rápido para sobrevivir y las deudas estuvieron a punto de dar al traste con su sueño. Tras el primer préstamo pronto llegó el segundo y después más. Acabó acumulando un nivel de deuda que no podía pagar y así empezó su particular infierno. “Me hacían llamadas amenazantes. Decían que iban a venir a mi casa. No duermes, se te quita el hambre. Es un sinvivir”, relata.
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