Frente a los retos presentes y futuros a los que se enfrenta el planeta, la sociedad y las personas que vivimos allá –tanto a escala global como local–, creo que coincidimos en qué no los podremos resolver solamente con la ayuda de la tecnología. En este sentido, tenemos múltiples acciones y políticas para promocionar las vocaciones STEM (science, technology, engineering, and mathematics), áreas que requieren capacidad de estudio y de esfuerzo para adentrarse en la investigación y la innovación. Tenemos un país y una sociedad rica en estas disciplinas de hace siglos, con geniales profesionales, pero a la vez poco valorados en términos salariales y muy poco presentes en los órganos de poder y resolución.
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