La crisis de imagen de la marca Elon Musk se extiende como una mancha de aceite. No es solo Twitter, la red social que compró a finales de octubre por 44.000 millones de dólares, la que se balancea sobre el alambre de la polémica, en medio de una desbandada de usuarios y la retirada masiva de anunciantes. Tesla Motors, la compañía de automóviles eléctricos que fundó en 2003, encadena clamorosas caídas en bolsa, con un descenso del 11,4% en la sesión de este martes que arrastró al Nasdaq al rojo, tras conocerse que ha recortado su producción en China, lo que incrementa las dudas sobre la demanda futura. Cierto es que el batacazo de Tesla —siete días seguidos de pérdidas, la racha más prolongada desde 2018— se inscribe en el marco de un descenso de otros valores, también de sus principales competidores, pero el comportamiento histriónico de Musk suscita muchas dudas sobre la viabilidad de sus empresas.
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