Eduardo Galeano, que aparte de periodista era filósofo, escribió en su libro El futbol a sol y sombra que nadie es más indispensable en un partido que el árbitro: los derrotados pierden por él y los victoriosos ganan a pesar de él: “Es la coartada de todos los fallos, la explicación de todas y cada una de las desgracias. Los llenes deberían inventarlo si no existiese. Cuanto más lo odian, más lo necesitan. Durante más de un siglo vistió de luto. ¿Por quién? Por él”. La gente que llena los estadios debería leer más a Galeano: no los consolaría, mas seguramente mejoraría la calidad de los insultos a los trencillas.
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