Por tercera vez en la historia de U.S.A., un expresidente ha sido encausado por la justicia. Se da el caso que, en las tres ocasiones, el encausado tiene el mismo nombre y apellido: el inconfundible Donald Trump. Los hechos de los que se le acusa no son menores: cuatro delitos relacionados con el intento de bloquear la trasferencia pacífica del poder, principio esencial de cualquier democracia, tras las elecciones presidenciales del año 2020. Unos hechos que van desde exactamente el mismo día de los comicios, en el mes de noviembre, hasta el 6 de enero del 2021, día de reyes, cuando miles y miles de sus seguidores enfurecidos asaltaron el Capitolio, la sede del poder legislativo del país, para detener la certificación de Joe Biden como presidente.
Concretamente, un gran jurado de Washington ha votado a favor de atribuir a Trump por cuatro delitos penales, que sumados podrían comportar cincuenta años de prisión: conspiración para defraudar al gobierno de Estados Unidos, conspiración para violar derechos, obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para obstruir un procedimiento oficial. Los dos primeros, de conspiración, pueden comportar hasta cinco años de cárcel cada uno de ellos, mientras que los de obstrucción pueden llegar hasta los veinte.
“Cada una de estas conspiraciones –que se fundamentan en la desconfianza generalizada que el acusado creó por medio de patrañas generalizadas y desestabilizadoras sobre el fraude electoral– tenía como objetivo parar una función esencial del gobierno federal de Estados Unidos: el proceso nacional de recogida, recuento y certificación de los resultados de las elecciones presidenciales”, afirma la acusación.
Así lo ha anunciado este martes el fiscal especial Jack Smith, después de que hace dos semanas lo sugiriera exactamente el mismo Trump por medio de su red social, Truth Social. Smith fue designado en noviembre…
