Los primeros meses de la invasión a gran escala de Rusia contra Ucrania fueron los de la resistencia para prevalecer. Luego llegó el tiempo de la liberación de los territorios capturados por el autócrata Vladímir Putin, con el apoyo financiero y del armamento enviado por los aliados occidentales, y una ansiada y paladeada contraofensiva que, sin embargo, no cuajó. Ahora, Ucrania inicia el tercer año de guerra a gran escala: el de la supervivencia. Un momento en el que se enfrenta a nuevas pruebas en el frente de batalla, con unas tropas exhaustas y faltas de munición, y una Rusia que ha recuperado parte de la iniciativa y que, según algunas fuentes, prepara una nueva gran ofensiva para finales de primavera. Kiev también tendrá escollos que superar en casa, donde el Gobierno de Volodímir Zelenski debe mantener el apoyo de una ciudadanía agotada; y fuera, donde el sostén de uno de sus principales aliados, Estados Unidos, zozobra mientras la Unión Europea teme quedarse sola en su ayuda a Kiev y con una guerra interminable en el continente. Es un punto crítico. Si Ucrania lo cruza, podrá volver a recuperar la iniciativa.
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