Olha Mazhuga ha vuelto a casa por Nochevieja. Acaba de llegar a Kiev desde Polonia, donde se trasladó al comienzo de la invasión —y donde ahora ayuda a asiladas ucranias a llegar a países como España—, para pasar las fiestas con su hijo, un soldado destinado en el frente, que asimismo vuelve a casa para unas fiestas de forma tradicional fundamentales en Ucrania. “Es posible que este año debamos celebrar a la luz de las candelas, pero vamos a estar juntos”, dice Mazhuga.
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