El ataque ejecutado con drones iraníes sobre la provincia de Odesa en la madrugada del sábado ha sido letal. Las autoridades creían que se trataba de otro bombardeo masivo como los que Rusia repite desde hace un par de meses. Mas no. Hasta millón y medio de personas se han quedado allí sin suministro eléctrico y, lo que es peor, las autoridades reconocen que no van a ser capaces de reparar los daños en un corto plazo. Hablan no de días ni de semanas, como a veces anteriores, sino de hasta dos o 3 meses hasta conseguir restaurar con garantías el servicio. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, no oculta la gravedad del ataque. “La situación en Odesa es muy difícil”, ha dicho. Pese a todo, el gobernador provincial, Maxim Marchenko, ha insistido en que no hay previstos planes para evacuar a la población.
Seguir leyendo