“Estamos disfrutando el olor de la libertad por vez primera en casi 50 días”, dice Karim, un vecino de Rafah, en el sur de la franja de Gaza, donde este viernes —el primero de los cuatro días de tregua entre Hamás e Israel— no se oyen explosiones ni disparos. La escena que describe a través del teléfono es la de miles de personas que toman las calles con la tranquilidad de que no van a ser bombardeadas. “Caminan como los pájaros que están aprendiendo a volar sin miedo. Lo primero que tienen en mente muchos es visitar o confirmar el estado de familiares y amigos. Yo, es lo primero que he hecho al empezar el día […]. ¡Qué maravilla sentirse libre!”, señala Karim, empleado de una ONG que prefiere, por seguridad, que no se publiquen más datos sobre él.
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