Tras el huracán Roca Rey de ayer, que llegó a afectar a la metereología de Pamplona con un no anunciado viento frío de noche que, faltaría más, no rebajó un ápice el jolgorio sanferminero, el encierro de los Jandilla resultó ” limpio y rápido” circunstancia y adjetivos que se repiten en cada uno de ellos y que restan épica a lo que, aún así, prosigue siendo foco de impresionante atracción popular y mediática. Me temo, no obstante, que de seguir esa deriva, con los toros marcando récords de velocidad que ni Usain Bolt y los corredores – divinos y especialistas llegados de las geografías de los festejos populares a parte- luciendo camisetas multicolores y teléfonos móviles en ristre (tiempos aquellos en que los jornales ¡ en papel ! hacían las veces de capotillo de San Fermín) , los encierros van a ser víctima de su “éxito” . No se trata, claro, de extrañar sangre, golpes, cornadas…pero sí de devolverles las dosis de emoción e imprevisibilidad que definen su historia, en ocasiones trágica e indeseable, como es natural. Lo otro, los récords de velocidad, para el Guinnes.
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