Estaciones de trenes y aeropuertos vacíos se han convertido en una estampa habitual en Alemania en las últimas semanas. Viajar se ha vuelto imprevisible en la mayor economía de Europa, que lleva meses afrontando varias huelgas de trabajadores, sobre todo del sector de infraestructuras del transporte. Los sindicatos reclaman una mejora salarial para compensar el mordisco de la inflación y un recorte de las horas de trabajo.
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