Hola,¿Cómo estás? ¿Todo bien? Yo ya estoy recuperado de mi enésimo catarro de la época. Un poco como el Gobierno: he terminado la semana bastante mejor de lo que la empecé.Para cuadrar las cuentas siempre y en toda circunstancia hay dos vías: los ingresos y los gastos. Siempre y en toda circunstancia, por más que nos procuren persuadir de lo contrario. Y en lo relativo a las pensiones, hace más de una década que todos y cada uno de los gobiernos europeos habían apostado por una sola fórmula para cuadrar la caja, la de los recortes. Menos prestaciones, menos revalorizaciones, requisitos más duros, una edad de jubilación más tardía… o todas las medidas anteriores.Por eso es histórica la reforma de las pensiones que termina de presentar el Gobierno. Por eso es tan relevante el pacto que el ministro José Luis Escrivá ha conseguido traer de Bruselas. Porque por vez primera en un buen tiempo, hay un país europeo que se atreve a abordar este problema por el lado de los ingresos: aumentando poquito a poco las cotizaciones que pagan las empresas por los sueldos más altos –los que ganan más de cuatro mil quinientos euros bárbaros al mes– para así poder subir las pensiones más bajas. Nuestra compañera Laura Olías –en mi opinión, la cronista que mejor cubre la información laboral de toda España– explica en este artículo cuáles son los cambios más importantes: cuánto van a subir las pensiones mínimas, de qué forma será el nuevo sistema de cómputo, qué medidas hay para asistir a las mujeres o en qué consiste esa nueva “cuota de solidaridad” para los salarios más elevados. Toda la lógica de esta reforma es netamente progresista y redistributiva: que quien tiene más ayude al que menos tiene. No hay prácticamente ningún punto que no vaya en esta dirección; ni un solo recorte. Y no es extraño por ende que la patronal se…