Ningún aspecto parece escapar a la rivalidad de la capital de España y Barna. Desde lo deportivo a lo económico, las dos grandes metrópolis españolas compiten en atracción de talento, número de conexiones aeroportuarias, organización de congresos internacionales o celebración de festivales de música. Y cuando se añade el contraste político, entre uno de los feudos del PP y un territorio donde rigen los comunes y los populares tienen una presencia casi testimonial, saltan chispas. Las políticas de vivienda no son una excepción: las dos urbes se esfuerzan por representar modelos contrapuestos. Aunque ambas tienen muchas cosas que las unen. Sin ir más allá, que en ninguna resulta fácil arrendar o comprar una casa.
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