A mediados de enero, Estados Unidos alcanzó su techo de deuda, establecido en 31,4 billones de dólares estadounidenses. Desde ese momento, la sombra del default ha estado presente. En este tiempo, demócratas y republicanos se han reunido sin éxito para procurar llegar a un acuerdo. Conforme se aproximaba el día en el que se terminarían los fondos del Tesoro para asumir sus obligaciones, la tensión iba in crescendo, con numerosas instituciones, expertos y agencias de calificación crediticia alertando de los riesgos que podría acarrear el peor de los escenarios. Sin embargo, a Warren Buffett jamás le ha preocupado esta situación. No solo eso, sino que califica el choque entre ambos partidos ”de pérdida de tiempo absurda”.
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